¿Por qué necesitamos un Tratado sobre el Comercio de Armas?
Millones de personas sufren cada día las consecuencias directas e indirectas del comercio de armas irresponsable y sin regular. Miles de personas mueren, muchas resultan heridas o son víctimas de abusos, y otras muchas se ven obligadas a abandonar sus hogares o a vivir bajo la constante amenaza de las armas.
La escasa regulación del comercio internacional de armas convencionales y munición exacerba los conflictos, las violaciones de los derechos humanos y la pobreza. El problema resulta de una industria armamentística cada vez más globalizada, en la que los componentes proceden de diversas partes del mundo, mientras la producción y el ensamblaje de las armas se realizan en distintos países, a menudo bajo un escaso control. Las legislaciones nacionales para regular el comercio de armas han sido incapaces de adaptarse a estos cambios. Aunque los organismos de control nacionales y regionales son importantes, no son suficientes para evitar transferencias de armas y munición irresponsables entre países.
Por este motivo, Oxfam hizo un llamamiento a los Estados miembros de las Naciones Unidas para que acordasen un Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA) para ayudar a salvar vidas, a evitar abusos de los derechos humanos y a proteger los medios de vida de personas de todo el mundo.
Tras más de diez años de campaña, el primer Tratado sobre el Comercio de Armas es, hoy, realidad. Ahora, el siguiente paso es garantizar que se pone en práctica correctamente para, así, reducir el coste humano de un comercio de armas y munición descontrolado.
¿Qué relación hay entre el comercio de armas y la pobreza?
El comercio de armas desregulado menoscaba el desarrollo socioeconómico. Se estima que los enfrentamientos armados le cuestan a África cerca de 18.000 millones de dólares al año. Esto equivale a prácticamente el total de la ayuda al desarrollo que recibe el continente. El conflicto armado reduce las economías de las naciones africanas un 15% (Oxfam, Los millones perdidos de África: El flujo internacional de armas y el coste de los conflictos, 2007). La violencia y la inestabilidad, así como el nivel de criminalidad que aumenta en consecuencia, disuade las inversiones extranjeras.
Casi un millón de los ocho millones de armas que se producen cada día en el mundo se extravía o roba.
Además, se estima que la corrupción al interno de la industria armamentística supone un coste de 20.000 millones de dólares al año. El Departamento del Comercio de Estados Unidos calcula que la corrupción en la industria armamentística representa el 50% de todas las transacciones mundiales ligadas a la corrupción, a pesar de que el valor de las armas comercializadas anualmente no excede el 1% del comercio mundial. La corrupción y los sobornos generan unos elevados costes transaccionales y ocultos que, a menudo, representan un alto porcentaje del valor contractual total para las empresas (Transparency International, Reino Unido, Preventing Corruption in the Official Arms Trade, 30 de abril de 2006).
¿Cuándo entró en vigor el tratado?
En julio de 2012, la conferencia de Naciones Unidas sobre el Tratado sobre el Comercio de Armas elaboró un borrador que finalmente no fue aprobado debido a que Estados Unidos, seguido de Rusia, Siria y otros países, solicitaron más tiempo. La falta de acuerdo sobre un texto final fue decepcionante, pero no el fin.
El 2 de abril de 2013, más de 90 países respaldaron una nueva resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas para adoptar el Tratado sobre el Comercio de Armas. La resolución fue aprobada por una abrumadora mayoría: 155 a favor, 22 abstenciones y sólo tres países en contra (Irán, Siria y Corea del Norte).
El 3 de junio de 2013, el tratado se abrió a firma para todos los Estados miembros de las Naciones Unidas. Para que el tratado fuese vinculante, 50 Estados debían ratificarlo en sus países. Esta cifra se alcanzó el 25 de septiembre de 2014, fecha en la que comenzó la cuenta atrás de 90 días para que el tratado entrase en vigor el 24 de diciembre de 2014, tan solo 18 meses más tarde de que se abriese a firma. Se trata de uno de los procesos de aprobación más rápidos de un tratado de armas multilateral, muestra del gran apoyo político que países de todo el mundo han brindado al tratado.
¿Supondrá el tratado un verdadero cambio?
Si se aplica de forma eficaz, este tratado puede contribuir a transformar la manera de funcionar del comercio de armas. Fijará nuevos estándares y estrictos sistemas de control que quedarán enmarcados dentro de la legislación internacional y regularán un comercio de armas que durante décadas ha carecido de control alguno.
El tratado transformará el comercio internacional de armas: contribuirá a evidenciar quiénes son los usuarios finales y ya no será aceptable mirar para otro lado mientras las armas acaban en manos de regímenes que las usan para dañar a personas inocentes y violar los derechos humanos.
¿Cómo funciona el Tratado sobre el Comercio de Armas?
Según las normas del nuevo tratado, antes de que se produzca una transferencia de armas, el Gobierno proveedor debe evaluar los riesgos asociados a la transacción conforme a estrictos criterios como, por ejemplo, si las armas pueden utilizarse en crímenes de guerra o violaciones de los derechos humanos. Si existe un riesgo sustancial de que esto ocurra, el vendedor no podrá autorizar la transferencia.
La primera Conferencia de los Estados Partes del tratado está prevista que se celebre a finales de agosto/principios de septiembre de 2015. Durante estas reuniones, los Estados y la sociedad civil trabajarán juntos para garantizar que el tratado se implemente de forma adecuada y para poner fin el comercio irresponsable de armas.
Y ¿qué ocurre con algunos de los principales países exportadores de armas que se oponen al tratado?
El comercio irresponsable de armas afecta a todos los Estados y, por este motivo, todos los países tienen interés en que exista un TCA: tanto los de países importadores como los exportadores, los afectados por la violencia armada o una combinación de estos. Todos son importantes.
Incluso sin el respaldo de algunos de los mayores exportadores de armas, el tratado tiene un gran valor, pues ha dado lugar a un nuevo marco legal internacional para regular la exportación de armas que cambiará la forma en la que todos los Estados valorarán las exportaciones de armas, incluso los no signatarios. Se juzgará la actuación de todos los Estados conforme a estos criterios y, hasta cierto punto, se les considerará responsables y deberán rendir cuentas.
Por ejemplo, el Tratado para Prohibición de Minas Antipersonas redujo el número de víctimas de minas antipersonas en más de dos tercios y casi eliminó por completo su comercio a pesar de que los Estados Unidos, China, la India y Rusia no lo firmaron.
Si se implementa de forma eficaz, el Tratado sobre el Comercio de Armas promoverá la justicia, la paz y la seguridad, beneficiando a todos los Estados y, especialmente, a quienes sufren la brutalidad de la violencia armada y el conflicto.