Los modelos económicos actuales han fallado al mundo. Se trata de sistemas viciados y sexistas que han concentrado el poder en manos de una minoría, a costa de las personas más pobres y marginadas del planeta. Han agravado la crisis climática que está destruyendo millones de vidas y de medios de subsistencia. Perpetúan las diversas e interconectadas formas de desigualdad que son la causa subyacente de la pobreza y la injusticia. En numerosos países y regiones, a las personas se les niega la posibilidad de decidir su futuro.
Pero la desigualdad no es inevitable. Ha llegado el momento del cambio. Un mundo mejor está a nuestro alcance. Un mundo en el que las mujeres y las niñas puedan decidir sobre su futuro y las personas vivan libres del yugo de la pobreza. Un mundo en el que todas las personas tengan la oportunidad de prosperar.
Que hacemos
Trabajamos con miles de organizaciones socias y aliadas en 87 países prestando apoyo a comunidades para que puedan mejorar sus vidas, fomentando la resiliencia, y protegiendo vidas y medios de subsistencia en tiempos de crisis. Precisamente porque queremos soluciones duraderas, combatims las desigualdades que mantienen a las personas sumidas en la pobreza y la injusticia, abordamos las causas estructurales, y no los síntomas, y hacemos campañas para promover un cambio real y perdurable.
Nuestra visión: un mundo justo y sostenible
Creemos que todas las vidas son iguales. Nadie debería sufrir discriminación o vivir en la pobreza. Queremos un mundo justo y sostenible en el que todas las personas puedan interpelar al poder y reclamar sus derechos de forma segura, y garantizarse un futuro mejor.
Ofrecemos apoyo directo a las personas y comunidades que viven sumidas en la pobreza, principalmente en países del Sur global. Tratamos de añadir valor al trabajo de nuestras organizaciones socias y de aquellas personas que luchan contra la discriminación, la exclusión y la explotación.
No obstante, si queremos que este cambio sea sostenible, éste debe ser sistémico. Para contribuir a lograr un cambio duradero, nos movilizamos para transformar los sistemas, políticas y prácticas que tienen mayor impacto en la vida de las personas.
Una economía justa es inclusiva. Promueve la igualdad, protege el planeta y pone fin a la pobreza. Favorece la cohesión social e impulsa el empoderamiento económico de mujeres y grupos marginados. Defiende los derechos de todos los trabajadores y trabajadoras, ofrece protección social y garantiza que todos los medios de vida y los recursos del planeta se puedan mantener.
En un mundo cada vez más desigual, promover la igualdad de género es fundamental para abordar la pobreza y la injusticia. No es posible conseguir una sociedad justa a menos que las mujeres y las niñas puedan decidir sobre sus vidas. Debe ser una sociedad en la que se cuestionen las creencias y normas sociales dañinas que determinan las relaciones de género y poder, especialmente allí donde estas tienen un mayor impacto sobre las mujeres pobres. Para lograrla, debemos denunciar las prácticas patriarcales que impiden a las mujeres disfrutar de sus derechos.
El cambio climático es un desastre creado por el ser humano que ya está revirtiendo los avances alcanzados en la lucha contra la pobreza y la desigualdad. Contribuye a que la situación de las comunidades vulnerables sea aún más frágil y exacerba el riesgo de conflicto y desastre. Para cambiar su curso, los Gobiernos y las empresas deben poner fin a prácticas destructivas y sustituirlas por inversiones en soluciones sostenibles. Las voces de las organizaciones feministas, la juventud y los pueblos indígenas deben amplificarse en las negociaciones climáticas y guiar la transición hacia soluciones económicas más ecológicas y justas.
Las normas internacionales y los acuerdos multilaterales se socavan de forma sistemática. Una agenda populista y que atenta contra los derechos fundamentales está mermando las victorias obtenidas con tanto esfuerzo por parte del movimiento internacional por los derechos de las mujeres, así como en la lucha contra la pobreza. Nunca antes había sido mayor la necesidad de contar con formas de gobernanza inclusivas, responsables y transparentes que protejan los derechos humanos y nuestro planeta. Un futuro justo y sostenible depende de la existencia de espacios seguros y dinámicos que permitan a todas las personas exigir responsabilidades al poder.
Cómo trabajamos es tan importante como en qué trabajamos
Nuestra visión, misión y valores guían nuestro trabajo, así como el cambio transformador que buscamos. Somos conscientes de que para estar a la altura del reto que supone un futuro complejo e impredecible, debemos desarrollar nuevas habilidades, más innovadoras, y mejorar nuestra capacidad para adaptarnos rápidamente a contextos cambiantes.
También somos conscientes de que las desigualdades que causan la pobreza y la injusticia son complejas y están entrelazadas. Son producto y se sostienen gracias a sistemas injustos, profundamente arraigados y que interactúan entre sí –tales como el patriarcado, el sexismo, la casta y el racismo– que pueden afectar a cualquier persona, en cualquier lugar.
Por ello adoptamos un enfoque multidimensional que diferencia a nuestra organización y nuestro trabajo.
Aplicamos una perspectiva feminista a todos nuestros análisis y abordamos la justicia de género y los derechos de las mujeres en todas nuestras acciones.
Amplificamos las voces y las acciones de las personas que viven en la pobreza y la injusticia, y trabajamos con aquellas que luchan por su causa.
Pensamos y actuamos tanto local como globalmente. Creamos coaliciones dentro y entre regiones, así como desde el nivel local al global.
Trabajamos con las comunidades antes, durante y tras las crisis para mejorar su capacidad de resiliencia, salvar vidas y, juntas, abordar las principales causas del conflicto y del desastre.
Aprovechamos el poder y la influencia de la tecnología digital abriendo espacios digitales y explotando el potencial que ofrecen para los y las activistas en pro de la justicia social.
Nos movilizamos para transformar los sistemas que perpetúan la pobreza y la injusticia. Identificamos, generamos y replicamos soluciones innovadoras y duraderas basadas en pruebas y en la experiencia.
Somos parte de un movimiento global por la justicia social
El cambio a gran escala es posible si nos solidarizamos y amplificamos las voces de las personas en situación de pobreza, injusticia, exclusión y crisis.
La colaboración es la base de todo nuestro trabajo. En todo el mundo, allí donde compartimos nuestra visión y valores, colaboramos con activistas, comunidades, movimientos sociales y la sociedad civil. Buscamos nuevas formas de conectar con la juventud y las mujeres en toda su diversidad, y aspiramos a convertirnos en su socia preferente. Sabemos que somos capaces de marcar la diferencia gracias a las personas que nos apoyan, al personal voluntario, a las organizaciones socias, al equipo Oxfam y a los donantes.
Juntas generamos la energía necesaria para lograr un cambio transformador. Hacemos campaña para influir en los Gobiernos locales y nacionales, los actores del sector privado y aquellas instituciones cuyas decisiones, políticas y prácticas pueden poner fin a la desigualdad, la pobreza y la injusticia.
Nuestras metas para 2030
Los próximos años, de aquí a 2030, serán años de rápidos e impredecibles cambios, y no sabemos cuáles serán sus efectos en esta compleja realidad. Nuestro nuevo marco estratégico global recoge nuestro compromiso, para la próxima década, de alcanzar un futuro justo y sostenible. Se trata de un marco aún más necesario en este mundo devastado por el coronavirus, y que ofrece una dirección estratégica más pertinente que nunca.