Casi 400.000 civiles sirios desprovistos de ayuda humanitaria en Alepo y Manbij

Más de 300.000 civiles en Alepo y cerca de 60.000 en la zona Manbij, en Siria, se han quedado sin ayuda humanitaria durante estas tres últimas semanas, provocando un deterioro vergonzoso de la situación desde que el Grupo Internacional de Apoyo a Siria (ISSG, en sus siglas en inglés) prometió hace seis meses permitir el acceso de la ayuda por todo el país.

Mientras el ISSG se reúne hoy en Ginebra, 24 agencias de ayuda humanitaria que trabajan en Siria están advirtiendo de que la situación está empeorando rápidamente. Fuentes de primera línea en Manbij aseguran que miles de civiles se han quedado sin ayuda y se ven obligados a huir de sus hogares. En Alepo,  donde cinco dotaciones médicas acaban de ser bombardeadas, la última ruta de abastecimiento en la zona controlada por la oposición fue cortada por el ejército sirio el 7 de julio, de manera que el personal humanitario y los suministros no tienen permitida la entrada. La comida está prevista que se acabe en las próximas semanas. Un almacén de alimentos también fue atacado causando la destrucción de casi 10.000 paquetes de alimentos, además apenas hay  combustible, esencial para el funcionamiento de las instalaciones médicas y las bombas de agua.

"Las personas sirias de Manbij, Alepo, Idleb, Daraya y de todo el país se enfrentan ahora al hambre y al deterioro de la atención médica”, dijo la directora de Save the Children en Siria, Sonya Khush. "Los suministros se están agotando rápidamente y mujeres, niños y hombres comenzarán a morir de hambre si no conseguimos que los actores armados sobre el terreno abran el camino para que la ayuda humanitaria llegue”.

En Daraya, los avances del 11 de julio por parte del Gobierno sirio y las fuerzas aliadas hacia la ciudad, cortaron el acceso al agua y a tierras agrícolas a 4.000 civiles. Daraya fue sitiada por el Gobierno sirio hace más de cuatro años, obligando a la población local a sobrevivir con una inapropiada producción agrícola local.

"Este último acontecimiento significa que la única fuente de alimento constante para la población civil ha desaparecido", dijo Al-Yarub Shiraida, director de Syria Relief. "La gente ya está sufriendo de desnutrición aguda en lo que amenaza con convertirse en otro Madaya", donde el asedio severo llevó a al menos 86 muertes por inanición el diciembre pasado.

En Idleb, los ataques aéreos han aumentado dramáticamente en el último par de semanas, la destrucción de casas e infraestructuras civiles ha obligado a cerca de 3.500 familias a huir a los distritos vecinos.

La ONU ha alcanzado o ha recibido la aprobación para entrar en todas las zonas sitiadas desde que se creó el ISSG. Sin embargo, el 11 de febrero, el ISSG dijo que el acceso a una zona sitiada es sólo el "primer paso hacia el pleno acceso, sostenido y sin obstáculos en todo el país".

"Recordamos a todos los gobiernos involucrados, en particular los EE.UU. y Rusia como co-presidentes de la ISSG que se reúnen hoy en Ginebra, que tienen que asumir la  responsabilidad de supervisar la aplicación inmediata de la resolución 2258 del Consejo de Seguridad de la ONU  para llevar ayuda humanitaria sin restricciones a través de toda Siria", dijo Frances Guy, responsable de Oriente Medio de Christian Aid. "Necesitamos el cese de los ataques para que la ayuda pueda entrar. El Consejo de Seguridad de la ONU debe exigir a todas las partes en el conflicto que rindan cuentas por las violaciones a la ley internacional, garantizar la plena rendición de cuentas por crímenes de guerra y otras violaciones graves, detener la cultura de la impunidad y poner fin a las atrocidades que están cometiendo todos libremente. Mientrastanto, debe pedir a todos los países que debe facilitar la solicitud de asilo de todas las personas que huyen de la violencia en Siria”.