El 14 y 15 de marzo, el ciclón Idai atravesó el sur de África dejando su paso un reguero de destrucción. Los vientos de casi 175 km/h y las graves inundaciones y corrimientos de tierras barrieron puentes, carreteras, casas, granjas y tierras de cultivo.
Hemos conocido a algunas de las personas supervivientes de las zonas más afectadas de Zimbabue, Mozambique y Malawi, como Dorothy, Joshua y Madelema, cuyas vidas han quedado arrasadas por el ciclón Idai. Lo han perdido todo y ahora precisan de ayuda humanitaria urgente.
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Hace casi dos meses, el ciclón Idai devastó las vidas de cerca de dos millones de personas de Mozambique, Malawi y Zimbabue. Muchas personas supervivientes aún recuerdan el momento en el que el ciclón azotó la región, llevándose a su paso todo lo que encontraba en su camino. También recuerdan el terror que sintieron cuando las lluvias intensas lo arrasaron todo: casas y vidas. Cuando el agua comenzó a entrar en sus casas, la mayoría dormía.
Tras asegurarse de poner a salvo a sus hijos e hijas, apenas les quedó tiempo para rescatar sus pertenencias. En medio del caos, mientras veían como las aguas torrenciales se llevaban todo por delante, muchas familias quedaron separadas.
"Pasé tres días sumergida en el agua"
Madelema es viuda y tiene dos hijos. Su marido falleció hace algunos años, por lo que es el único sostén de su familia. Madelema es de Buzi, una de las ciudades más afectadas por el ciclón Idai, que destruyó su casa. También es una de las muchas personas que desconoce dónde están algunos de sus familiares. (Fotografía: Micas Mondlane/Oxfam)
"No tengo familia, ni marido que cuide de nosotros. Necesitamos un lugar donde quedarnos. Ahora ya no me queda nada. Ya no queda nada".
Cuando el ciclón golpeó la zona, Madelema corrió a refugiarse en una zona más elevada. Cuando pensó que lo peor ya había pasado, regresó con sus hijos para ver si podía rescatar algo de su casa. En ese momento se produjo una inundación que los dejó atrapados. Permanecieron tres días sin comida hasta que unos vecinos con una barca los rescataron y pudieron llegar a Guara, donde ahora se refugian muchas personas supervivientes del distrito de Buzi.
Familias separadas, menores desaparecidos
Joshua, de 45 años, sujeta la pala con la que ha estado buscando entre los escombros a uno de sus hijos, que desapareció cuando un corrimiento de tierra provocado por el ciclón Idai se llevó por delante su casa en Chimanimani, (Zimbabue). (Fotografía: Philip Hatcher-Moore/Oxfam)
Cuando la noche del 15 de marzo un corrimiento de tierra asoló su pueblo, Joshua y su mujer dormían en una habitación junto a su bebé de dos años, mientras sus otros tres hijos dormían en otra habitación. Salieron corriendo de su casa con su bebé en brazos, pero no consiguieron salvar a sus otros tres hijos. Dos días más tarde encontraron a dos de los tres niños y llevan buscando a su tercer hijo desde entonces.
Ahora, mientras su mujer y su bebé se han ido a una ciudad cercana para quedarse con un familiar, Joshua permanece junto a otros miembros de su familia cerca de la escuela primaria de la ciudad.
"No tenemos comida y tenemos hambre"
El ciclón Idai se llevó por delante los puentes y las carreteras dejando Chimanimani totalmente aislada. La única ayuda que ha llegado lo ha hecho a través de helicópteros, mientras los ingenieros tratan de reabrir las carreteras hacia la ciudad, que ha quedado devastada.
"Cuando regresé, la casa se tambaleó y se derrumbó"
Dorothy tiene 27 años. Es madre soltera y una de las personas más afectadas de su comunidad en el distrito de Phalombe (Malawi). Tras las inundaciones que provocó el ciclón Idai, la casa de Dorothy se vino abajo y el agua se llevó por delante la mayoría de sus pertenencias, toda su comida y parte de su ganado. (Fotografía: Tavwana Chirwa/Oxfam)
"Cuando el agua comenzó a entrar en casa, agarré a mi hija que estaba durmiendo y me la llevé a una zona más alta para así escapar de la inundación. Cuando regresé para recuperar algunas de mis cosas, la casa se tambaleó y se derrumbó. Por suerte, pude salir a tiempo".
Ahora Dorothy está tratando de reconstruir su casa, pero carece de los materiales necesarios. También le preocupa contraer enfermedades transmitidas por el agua. Tuvo que rasgar en tiras la única mosquitera que tenía para utilizarlas como cuerdas y sujetar la estructura de su casa. Los alimentos que le han dado ya casi se le han terminado. "No sé qué haremos a partir de ahora", dice .
"Aquel día pensamos que íbamos a morir"
Afonso Joao Felix, de 25 años, y su primo Joao Francisco Caitano, de 29 años. Foto: Micas Mondlane/Oxfam
El ciclón Idai arrasó la casa de Afonso. Cuando la tormenta comenzó, él se resguardó en casa de su madre. "Los coches volaban sobre la carretera. Pensé que el viento arrastraría la casa. Puse sacos de arena en el tejado para que no se lo llevara. Teníamos mucho miedo. Pensamos que íbamos a morir. Todo se venía abajo. No parábamos de rezar".”
"No nos queda nada. No hay trabajo. Mi madre está sola, así que debo regresar para comprobar que está bien. No tiene nada que comer. Tengo que estar yendo y viniendo continuamente".
Afonso ahora vive con su mujer y su hija de seis años en el centro de tránsito de Guara, en Mozambique, una de las zonas a las que resulta más difícil llegar después de que el ciclón arrasara la carretera. Lo ha perdido todo y aún no sabe dónde están todos los miembros de su familia.
"No tenía nada para el bebé"
Naomi, de 21 años, sentada con su hijo Maliko* bajo una mosquitera en el campo abierto de Nchalo, en el sur de Malawi. (Foto: Philip Hatcher-Moore/Oxfam)
Naomi se encontraba en la recta final de su embarazo cuando tuvo que huir de su hogar para escapar de las inundaciones provocadas por el ciclón Idai. Consiguió llegar a un hospital cercano con su suegra, donde dio a luz a Maliko. Tras el parto, se refugiaron en este campo.
"Pensé que era una gran desgracia que mi primer hijo naciera en estas circunstancias".
"No tenía nada para el bebé porque el agua se lo había llevado todo", dice Naomi. Algunas personas de la comunidad local le han regalado algunas cosas, como un cubo y algo de ropa para vestir a su hijo. Pero necesita más ropa y pañales para Maliko, y le preocupa que el bebé enferme por dormir a la intemperie.
*Nombre ficticio
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