Sevilla 2025. Una oportunidad única para acabar con la desigualdad y conseguir justicia global.

Documento de posición de Oxfam Internacional para el proceso de Naciones Unidas sobre financiación para el desarrollo.

Fecha de publicación: 16 Abril 2025
Autor/a: Hernan Saenz

La Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FpD4)2 debe abordar la crisis de desigualdad extrema que afecta a las personas y al planeta. El 1 % más rico acumula la misma riqueza que el 95 % de la humanidad,3 mientras los procesos decisorios globales siguen reproduciendo los mismos patrones colonialistas de relaciones de poder que dejan atrás a miles de millones de personas y bloquean reformas multilaterales. 

La desigualdad se produce en dos frentes, el nacional y el global. La brecha entre los más ricos y el resto a nivel nacional es muy alta o va en aumento en la mayoría de los países. Simultáneamente, la brecha entre los países más ricos y el Sur Global aumentó bruscamente como consecuencia de la COVID-19 y las subsiguientes crisis económica y de la deuda, y sigue siendo inaceptablemente alta.  

A su vez, esta enorme desigualdad económica entre los países y dentro de ellos se nutre y agrava otras desigualdades que se entrecruzan, como la climática, la de género, la racial y la colonial. La desigualdad económica se convierte en desigualdad política y, al hacerlo, socava la política, excluyendo a la mayoría de la toma de decisiones, alimentando la aparición de la polarización política y de élites que no rinden cuentas. 

Esta desigualdad política es clave para entender los bloqueos existentes en diferentes procesos multilaterales, la cantidad y calidad de la financiación del Sur Global y la perpetuación de un sistema económico que se nutre de la explotación de la mano de obra, las mujeres y los recursos naturales del Sur. Una excesiva concentración de poder y riqueza unos pocos superricos y corporaciones les permite moldear las reglas globales a su favor, poniendo en riesgo la provisión de bienes públicos para la mayoría de la ciudadanía y el bienestar planetario. Esta exclusión de los gobiernos del Sur Global y de las voces de la sociedad civil bloquea reformas progresistas en áreas clave como ayuda, deuda, fiscalidad o financiación climática. 

De ahí que cualquier acción en materia de financiación deba abordar tanto la desigualdad nacional como la global, y hacer frente a las desigualdades económicas, sociales y políticas.