Con motivo de la reunión de los ministros de Economía del G20 en Busán (Corea del Sur), Oxfam insta a los países miembros a fijar un impuesto para la banca que ayude a los países pobres a superar la crisis económica.
Oxfam está ejerciendo presión a favor de un impuesto bancario que recaudará un mínimo de 200.000 millones de dólares anuales en todo el mundo con el fin de afrontar el impacto que la crisis ha tenido en los países más pobres, así como las consecuencias del cambio climático. De la misma forma, este impuesto posibilitará la recaudación de una suma similar que será destinada a los países ricos para solucionar problemas en el plano nacional.
Mark Fried, portavoz de Oxfam, declaraba: “El G20 tiene delante una oportunidad única para reorganizar la economía mundial a favor de los países pobres. No debemos volver a una situación en la que la codicia de los más ricos tenga prioridad sobre las necesidades de miles de millones de personas. Independientemente del modelo tributario que elija el G20, no debería favorecer económicamente a los bancos, sino a las poblaciones más pobres del planeta”.
“La aplicación de un impuesto al sector financiero es la mejor opción para obtener los recursos necesarios y salir de la crisis. El G20 debe aprovechar el momento y fijar un impuesto que ayude a conseguir recursos para combatir la pobreza y el cambio climático. En la reunión en Corea del Sur, los ministros de Economía deben desarrollar un plan de aplicación de impuestos para el sector financiero, negociaciones que se cerrarán en la próxima cumbre del G20 en Canadá”.
En el mes de abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) entregó a los ministros de Economía del G20 un informe preliminar sobre la aplicación de un impuesto financiero. La propuesta del FMI consiste en el establecimiento de dos impuestos que sirvan para subsanar el impacto de la crisis económica mundial, así como para afrontar futuras crisis: por una parte, una tasa que deberán pagar todas las instituciones financieras, y por otro lado, un impuesto tanto sobre sus ganancias como sobre las pagas de sus empleados.
En cuanto al G8, éste ha roto su compromiso de donar 50.000 millones de dólares a los países pobres para 2010. Asimismo, 50.000 niños subsaharianos murieron el año pasado como resultado de la crisis económica.
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