Se rumorea que la Unión Europea está preparando la entrega de un cheque-regalo para acciones contra el cambio climático en los países pobres durante los próximos tres años, sin que haya ninguna garantía de que este dinero vaya a ser adicional a los compromisos ya existentes de ayuda al desarrollo, ha alertado hoy Oxfam Internacional.
Los jefes de Estado y de Gobierno europeos se reúnen mañana en Bruselas para ultimar los detalles finales de su posición en las negociaciones globales sobre el clima que se están celebrando en Copenhague. La financiación para que los países pobres hagan frente al cambio climático se ha revelado como uno de los obstáculos clave en las negociaciones.
La cuestión clave que tendrán que decidir los líderes de la UE es si avanzarán o no en la financiación, poniendo sobre la mesa un compromiso con una suma concreta para desembolsar entre 2013 y 2020. A finales de octubre, la UE estimaba que se necesitarían entre 22.000 y 50.000 millones de euros de dinero público para hacer frente al cambio climático en los países pobres, y se ofreció a pagar su justa parte, pero no concretó qué cantidad suponía. Además, la UE aún no ha aclarado si este dinero sería adicional, o bien sería desviado de compromisos ya adquiridos de ayuda oficial al desarrollo para los países pobres.
Oxfam Internacional sostiene que la UE puede y debe impulsar la consecución de un acuerdo justo en Copenhague. Para ello debe destinar 35.000 millones de euros (50.000 millones de dólares) al año desde el 2013 para ayudar a los países pobres a hacer frente al calentamiento global. Este dinero debe ser adicional, al margen de los compromisos adquiridos por los países ricos de destinar el 0,7% de su PIB a ayuda oficial al desarrollo. Los países ricos no deben forzar a los pobres a escoger entre construir refugios ante las inundaciones o construir hospitales.
La UE está andándose con rodeos sobre sus compromisos de financiación a largo plazo, y está preparando el anuncio de una suma de dinero mucho más reducida para hacer frente a las necesidades de corto plazo (los próximos 3 años). Estos fondos serían anunciados en Copenhague y consistirían sólo en un reciclaje de compromisos anteriores hechos a los países pobres.
Países emergentes como China han señalado que están dispuestos a aumentar ya –y a formalizar- compromisos significativos para reducir las emisiones si los países ricos proporcionan el apoyo necesario.
Tim Gore, asesor de políticas de Oxfam International para la UE, ha afirmado:
″Los líderes de la UE pueden marcar el paso en las negociaciones de Copenhague con sus decisiones sobre financiación. Deben dejar de dar rodeos sobre el necesario compromiso de destinar grandes cantidades de dinero a largo plazo para los países pobres. Un cheque-regalo a corto plazo hecho de promesas recicladas no conseguirá el gran avance que se necesita en las negociaciones.
Si pusieran una suma concreta de dinero –la parte justa que le corresponde a la UE- para la financiación a largo plazo que se necesita, y si garantizaran que no se trata de compromisos ya existentes re-etiquetados, la UE podría ser el actor que cambie el curso del partido.”
Oxfam Internacional calcula que al menos 75 millones de niños dejarían de asistir a la escuela y 8 millones y medio de personas se quedarían sin acceso tratamiento contra el HIV/SIDA si la ayuda que comprometida para cumplir con el 0,7% en salud y educación, se desvía para hacer frente al cambio climático. Canibalizar las promesas de ayuda oficial para pagar el cambio climático condenará los Objetivos de Desarrollo del Milenio al fracaso.
Notas para editores
Información de contexto sobre el posicionamiento de la UE en financiación
La UE fue el primer bloque negociador que puso cifras concretas sobre la mesa sobre la cantidad total de financiación pública que se necesita en los países en desarrollo, y sugirió que esta cifra oscilaba entre los 22.000 y los 50.000 millones de dólares al año hacia el 2020. Pero hay preocupación ahora de que la UE está preparándose para dar marcha atrás y hacer compromisos sólo de financiación de “desembolso inmediato” en Copenhague (compromisos voluntarios de ayuda mucho menos ambiciosos para el período 2010-2012, que no garantizarían que los países pobres tengan en el largo plazo los recursos que necesitan para hacer frente al cambio climático.) Como ha sugerido Yvo de Boer, el Secretario ejecutivo de la Convención de Naciones Unidas para el Clima, “el mundo está esperando que la UE se comprometa con cifras concretas”, sobre su contribución financiera a largo plazo.
La sugerencia de la UE –puesta sobre la mesa en la cumbre de octubre de la UE- de financiación pública global de entre 22.000 y 50.000 millones de dólares al año para que los países pobres hicieran frente al cambio climático no sólo se queda corta en lo necesario, sino que llega con un error fatal, y es que no hay garantía de que este dinero sea “nuevo”, adicional, y no desviado de compromisos de ayuda oficial al desarrollo ya existentes. Para tener credibilidad en Copenhague, la UE debe aclarar que su oferta de financiación no serán solo viejas promesas recicladas.
Países claves de la UE:
¿Quiénes son los campeones, los indecisos y los bloqueadores cuando se trata de financiación climática?
Gran Bretaña, Holanda, Bélgica y Dinamarca han estado presionando para avanzar en la posición financiera de la UE en el 2009. El primer ministro británico Gordon Brown fue el primer líder de un país desarrollado que anuncio una cifra de 100.000 millones de dólares para la financiación climática que se necesita en Copenhague, y el primero en anunciar que él asistiría a la Cumbre de Copenhague. Gran Bretaña, Holanda, Dinamarca, y Bélgica desde hace poco, han sido los grandes defensores de que la financiación para el cambio climático sea adicional a los compromisos de ayuda oficial al desarrollo ya existentes, y que ascienden al 0,7% del PIB. Otros como Irlanda y España estarían de acuerdo con este compromiso, aunque sus Gobiernos aún no han expresado oficialmente este respaldo.
Alemania junto con Polonia y otros países de la Europa Central y del Este, han sido los máximos bloqueadores este año en la posición de la UE sobre financiación, aunque hay señales de que la canciller alemana Angela Merkel está ahora dispuesta a liderar un acuerdo fuerte en Copenhague, puesto que se ha comprometido a asistir en persona a la Cumbre. Alemania ha dicho de manera clara que reciclarán compromisos de ayuda existentes para la financiación climática, aunque el nuevo ministro de Medio Ambiente, Norbert Roentgen, ha expresado recientemente su disconformidad con esta posición. Para los países de la Europa Central y del Este, la cuestión del reparto interno de la carga financiera entre los estados miembros ha condicionado los debates sobre la financiación climática en la UE todo el año. Los líderes europeos confían en que esta cuestión haya sido ahora resuelta, al menos, hasta después de Copenhague.
El ministro de Medio Ambiente francés Jean-Louis Borloo propuso el 7 de diciembre pasado en Copenhague que se destinaran 60.000 millones de dólares extras al año durante la próxima década (40.000 millones de euros), añadidos a la cantidad indicada por la UE (entre 22.000 y 50.000 millones), para los países más vulnerables (los Países Menos Avanzados, los estados insulares pobres y muchos países africanos). Este es un paso adelante importante pero Francia todavía necesita dejar claro que este dinero no debería proceder de compromisos de ayuda ya existentes.
Información de contexto sobre el posicionamiento de la UE en financiación
La UE fue el primer bloque negociador que puso cifras concretas sobre la mesa sobre la cantidad total de financiación pública que se necesita en los países en desarrollo, y sugirió que esta cifra oscilaba entre los 22.000 y los 50.000 millones de dólares al año hacia el 2020. Pero hay preocupación ahora de que la UE está preparándose para dar marcha atrás y hacer compromisos sólo de financiación de “desembolso inmediato” en Copenhague (compromisos voluntarios de ayuda mucho menos ambiciosos para el período 2010-2012, que no garantizarían que los países pobres tengan en el largo plazo los recursos que necesitan para hacer frente al cambio climático.) Como ha sugerido Yvo de Boer, el Secretario ejecutivo de la Convención de Naciones Unidas para el Clima, “el mundo está esperando que la UE se comprometa con cifras concretas”, sobre su contribución financiera a largo plazo.
La sugerencia de la UE –puesta sobre la mesa en la cumbre de octubre de la UE- de financiación pública global de entre 22.000 y 50.000 millones de dólares al año para que los países pobres hicieran frente al cambio climático no sólo se queda corta en lo necesario, sino que llega con un error fatal, y es que no hay garantía de que este dinero sea “nuevo”, adicional, y no desviado de compromisos de ayuda oficial al desarrollo ya existentes. Para tener credibilidad en Copenhague, la UE debe aclarar que su oferta de financiación no serán solo viejas promesas recicladas.
Países claves de la UE:
¿Quiénes son los campeones, los indecisos y los bloqueadores cuando se trata de financiación climática?
Gran Bretaña, Holanda, Bélgica y Dinamarca han estado presionando para avanzar en la posición financiera de la UE en el 2009. El primer ministro británico Gordon Brown fue el primer líder de un país desarrollado que anuncio una cifra de 100.000 millones de dólares para la financiación climática que se necesita en Copenhague, y el primero en anunciar que él asistiría a la Cumbre de Copenhague. Gran Bretaña, Holanda, Dinamarca, y Bélgica desde hace poco, han sido los grandes defensores de que la financiación para el cambio climático sea adicional a los compromisos de ayuda oficial al desarrollo ya existentes, y que ascienden al 0,7% del PIB. Otros como Irlanda y España estarían de acuerdo con este compromiso, aunque sus Gobiernos aún no han expresado oficialmente este respaldo.
Alemania junto con Polonia y otros países de la Europa Central y del Este, han sido los máximos bloqueadores este año en la posición de la UE sobre financiación, aunque hay señales de que la canciller alemana Angela Merkel está ahora dispuesta a liderar un acuerdo fuerte en Copenhague, puesto que se ha comprometido a asistir en persona a la Cumbre. Alemania ha dicho de manera clara que reciclarán compromisos de ayuda existentes para la financiación climática, aunque el nuevo ministro de Medio Ambiente, Norbert Roentgen, ha expresado recientemente su disconformidad con esta posición. Para los países de la Europa Central y del Este, la cuestión del reparto interno de la carga financiera entre los estados miembros ha condicionado los debates sobre la financiación climática en la UE todo el año. Los líderes europeos confían en que esta cuestión haya sido ahora resuelta, al menos, hasta después de Copenhague.
El ministro de Medio Ambiente francés Jean-Louis Borloo propuso el 7 de diciembre pasado en Copenhague que se destinaran 60.000 millones de dólares extras al año durante la próxima década (40.000 millones de euros), añadidos a la cantidad indicada por la UE (entre 22.000 y 50.000 millones), para los países más vulnerables (los Países Menos Avanzados, los estados insulares pobres y muchos países africanos). Este es un paso adelante importante pero Francia todavía necesita dejar claro que este dinero no debería proceder de compromisos de ayuda ya existentes.