La ONU podría reducir drásticamente las 24.000 muertes diarias en el mundo por causas relacionadas con el hambre, si los países acuerdan coordinar todas las diferentes iniciativas para luchar contra el hambre.
Oxfam Internacional, en un nuevo informe “Salvar la brecha”, afirma que la Cumbre Mundial de Alimentación que se ha inaugurado hoy en Roma podría arreglar el esfuerzo global fragmentado que hoy en día no consigue frenar el hambre. Los niños representan hasta el 70% de las muertes relacionadas con el hambre.
“Reformar la gobernanza de la alimentación sería una victoria enorme para esta Cumbre”, ha afirmado el autor del informe, Chris Leather. “El Comité de la ONU para Seguridad Alimentaria (CSA) tiene que tener poder real para coordinar los esfuerzos para luchar contra el hambre. Sin ello, todas las diferentes iniciativas no conseguirán formar un conjunto único, efectivo, coherente y que pueda rendir cuentas.”
Sin embargo, hay dos grandes obstáculos. En lo que dice Oxfam Internacional hay una “dejación de obligaciones”, puesto que ningún líder del G8, aparte del anfitrión, asiste a la Cumbre. "Su indiferencia es una gran preocupación cuando más de 1.000 millones de personas sufren malnutrición y más millones están expuestos a un clima cambiante dañino y a la volatilidad de los precios de los alimentos. Los países en vías de desarrollo no deberían ser abandonados en esta Cumbre”, ha afirmado Leather.
El otro problema es que algunos países claves –que incluye a los EEUU y a España, que están incrementando de manera significativa su ayuda oficial al desarrollo a la agricultura después de un descenso de más de 30 años– parecen confiar más en el Banco Mundial para que gestione parte del dinero prometido en la cumbre del G8, en vez de en la ONU.
En el pasado, el Banco Mundial condicionó sus préstamos a los países en desarrollo a la liberalización de sus políticas económicas, forzando la privatización y la apertura acelerada de mercados. Oxfam Internacional teme que este fondo sea gestionado de manera similar. Además, los países en vías de desarrollo y la sociedad civil no están incluidos en el órgano con capacidad de decisión propuesto por el fondo del Banco Mundial. Por contra, en un CSA reformado sí que podrían tener esa presencia.
El dinero no solucionará él solo el problema. Oxfam Internacional afirma que debe permitirse a los países en vías de desarrollo que profundicen en las políticas que necesitan para alcanzar a los agricultores pobres, y que acepten la necesidad de rendir cuentas de sus acciones.
“El resultado de esta Cumbre importa mucho”, ha dicho Leather. “Los líderes deberían acordar que el dinero debe destinarse a apoyar las políticas y los programas correctos, y que los países en desarrollo y la sociedad civil deberían estar involucrados en decidir cómo debe usarse. Un CSA reformado debería supervisar el cambio de un sistema que ha estado sobre todo sirviendo a los intereses de los países ricos y que no ha conseguido reducir el hambre en el mundo”.
Leer más
Descarga los informes: