La Cumbre Mundial de Seguridad Alimentaria que se inicia el próximo 16 de noviembre en Roma podría ser una pérdida de tiempo y dinero a menos que los líderes mundiales se propongan lo contrario e intervengan ahora para salvarla. Los gobiernos corren el riesgo de tirar por la ventana una gran oportunidad para frenar el hambre, que afecta a más de mil millones de personas en el mundo.
La declaración final de la cumbre, acordada la noche del martes 10 de noviembre, dice poca cosa nueva. Por otra parte, se ha obviado de manera clara la promesa que realizó este verano el G8 de destinar 20.000 millones de dólares a abordar el hambre. El nuevo dinero comprometido significa poco más de unos 3 dólares por persona hambrienta, entregados en un solo pago, suficiente sólo para pagar una única comida caliente.
Una repetición de viejas obviedades
“La declaración es sólo una repetición de viejas obviedades”, ha afirmado Francisco Sarmento, coordinador de derecho a la alimentación de ActionAid. “Afirma que el número de hambrientos se reducirá a la mitad hacia el 2015, pero fracasa en comprometer nuevos ingresos que garanticen alcanzar esta meta, o en la rigurosa rendición de cuentas que deberían seguir los gobiernos -en el marco del Comité Mundial de Seguridad Alimentaria de las Naciones Unidas-. Por desgracia los pobres no pueden comer promesas.”
“ActionAid valora positivamente la presencia del Papa Benedicto XVI en la Cumbre pero, sinceramente, necesita rezar por un milagro si el G8 sólo puede encontrar 3.000 millones de dólares en dinero nuevo para solucionar el hambre en el mundo”, ha continuado Sarmento. “Esto es menos que los beneficios que Goldman Sachs ha anunciado en vísperas de la Cumbre de 3.200 millones dólares.”
“Actualmente muchos países ricos parecen determinados a aumentar la producción de alimentos simplemente a base de promocionar los fertilizantes químicos y las nuevas tecnologías, especialmente en África. Esto podría ofrecer a los campesinos pobres un cierto alivio a corto plazo pero no es la respuesta a los problemas estructurales del hambre en el mundo, ni tampoco es sostenible. Sencillamente condenará el mundo en desarrollo a un futuro de más crisis alimentarias y más degradación medioambiental”, ha afirmado el portavoz de Intermón Oxfam, Frederic Mousseau.
La Cumbre está ignorando también a otros grupos vulnerables
“Por el contrario necesitamos mayor inversión en mejores políticas, instituciones, servicios y programas de formación para promover la agricultura sostenible adaptada a cada entorno ambiental concreto. Los pequeños agricultores, la mayoría mujeres, están en primera línea de la lucha contra la pobreza en el mundo, el hambre y el cambio climático, y no debemos continuar dándoles la espalda,”, ha afirmado Frederic Mousseau.
La Cumbre Mundial de Seguridad Alimentaria está ignorando también a otros grupos vulnerables, como los agricultores sin tierra y los pobres que viven en las ciudades, quienes necesitan medidas urgentes y de largo plazo de protección social y de apoyo a sus medios de vida, como alternativa a la ayuda alimentaria de corto plazo.
“Los países ricos están fracasando al no mostrar suficiente interés y urgencia. En el G8 en Italia este verano se comprometieron a dar 20.000 millones de dólares para la agricultura en los próximos tres años, así que creen que ya han hecho suficiente. Y no es así. Y los 20.000 millones de dólares son un espejismo. Menos de una cuarta parte de este dinero es nuevo. La ONU misma afirma que se necesitan entre 25.000 y 40.000 millones de dólares al año en dinero público sólo para mantener el avance para alcanzar el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio, reducir el hambre a la mitad en el 2015”, ha añadido Frederic Mousseau.
Los países en desarrollo deben jugar un papel más importante
ActionAid y Oxfam Internacional afirman que los países en desarrollo también deben jugar un papel más importante en la cumbre, comprometiéndose a destinar el 10% de sus presupuestos en agricultura y a centrar sus planes en alcanzar a los pobres y los hambrientos. Para ambas organizaciones, la Cumbre Mundial de Seguridad Alimentaria debe como mínimo:
- Respaldar y financiar un reformado Comité Mundial de Seguridad Alimentaria de la ONU, reconociéndolo como la plataforma política central de alto nivel para asuntos de Seguridad Alimentaria;
- Incrementar el apoyo público para la producción sostenible de los pequeños agricultores y la protección social en los países en desarrollo, como medida tanto de lucha contra la pobreza y el hambre, como de fortalecimiento de la capacidad de resistencia ante los efectos devastadores del cambio climático;
- Acordar al menos 40.000 millones de dólares al año para asegurar que se cumple el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio que busca reducir el hambre a la mitad. El plan debe convertirse en compromisos específicos para cada país, con planes apropiados y recursos para la seguridad alimentaria y el desarrollo rural, centrándose específicamente en los pequeños agricultores.