Los persistentes efectos de El Niño han afectado a cerca de 7 millones de personas en Latinoamérica y el Caribe. Actualmente, 3,5 millones de personas en Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador carecen de alimentos suficientes para comer después de que la sequía acabara con varias temporadas de cosecha. Oxfam y sus organizaciones socias han proporcionado ayuda a algunas de las personas más vulnerables de la región para que puedan hacer frente y recuperarse de los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos.
Técnicas de cultivo orgánico contra la sequía
Como parte de un programa multianual para fortalecer la resiliencia financiado por la Margaret A. Cargill Foundation, desde Oxfam hemos proporcionado ayuda a familias campesinas de la comunidad de El Ranchón, en La Herradura (El Salvador) para cultivar con éxito a pesar de la sequía que ha dañado y destruido cosechas por todo el país.
Felipe Córdoba, un agricultor de El Ranchón, muestra el maíz que está creciendo en esta zona de El Salvador afectada por la sequía gracias a nuestro programa para fortalecer la resiliencia.
Gracias a este programa, los agricultores han sustituido productos químicos tóxicos por pesticidas y fertilizantes orgánicos más baratos y seguros. "Estamos aprendiendo a gestionar mejor nuestros cultivos y estamos enseñando a nuestros hijos e hijas cómo hacerlo también. Es un alivio no tener que enseñarles a utilizar químicos nocivos", afirma Felipe, que participa en el programa.
Nos explica cómo era trabajar con fertilizantes químicos: "Afectaba a nuestro cuerpo y nuestro cerebro. Me sentía mareado y me dolía la cabeza. Si el químico me caía sobre la espalda, me producía sarpullidos. Con los fertilizantes orgánicos es distinto. Ahora, el futuro parece más esperanzador", concluye.
Además de fomentar el uso de fertilizantes orgánicos caseros, desde Oxfam prestamos apoyo a los agricultores para que modifiquen las épocas de siembra o los productos que cultivan. Además, cerca de la costa, donde el nivel freático no es demasiado bajo, los agricultores han podido plantar una tercera temporada para incrementar la producción anual.
Cultivar para cenar
Otra faceta del programa es el cultivo de huertos caseros para mejorar la nutrición y fomentar una dieta más variada. Con los nuevos materiales y técnicas, los agricultores pueden cultivar sus huertos con éxito y ampliar la temporada de cultivo más allá de su duración habitual.
Flor Aquino en una parcela de terreno comunitaria en El Ranchón, en el marco de un programa centrado en fortalecer la resiliencia ante la sequía. Mientras en el resto del país tratan de hacer frente a los efectos de El Niño, aquí los cultivos de maíz y frijoles prosperan.
"Antes las plantas de mi huerto estaban amarillentas y eran débiles. Ahora, gracias al abono foliar, mis plantas son de un color verde oscuro y las plagas ni se aproximan", explica Flor. "Como somos pobres, a veces teníamos que hacer sopa con tan solo agua, hojas y sal. Nuestra comida consistía en la sopa y unas tortillas. Estábamos tristes y cansados de tanto trabajar. Ahora es diferente. Hoy podemos añadir tomates y chiles verdes de nuestro huerto. También puedo vender algunas de las verduras y comprar arroz para la sopa. Consumimos más vitaminas y proteínas. Antes no teníamos tanta energía".
El programa ha cambiado la forma en la que Flor trabaja su huerto: "Siempre he cultivado cosas, pero antes no usaba abono. Ahora mi huerto produce mucho más y la temporada de cultivo es más larga. Antes los tomates solo me duraban un mes, pero esta vez me han durado tres. Creo que los huertos saludables son el futuro", señala.
En este programa para fomentar la resiliencia también se tiene en cuenta el futuro y, por ello, se están desarrollando sistemas de alerta temprana y organizando grupos de ahorro comunitarios, además de fortalecer la capacidad del Gobierno local para realizar evaluaciones tempranas en caso de emergencia
Fotos: Elizabeth Stevens/Oxfam