Hacer que los intereses del pueblo somalí sean una prioridad
El próximo 23 de febrero de 2012, los gobiernos e instituciones más importantes de la región, y otros actores clave de procedencia tanto islámica como occidental, se reunirán en Londres para dilucidar el rumbo a seguir.
Dado que las políticas anteriores no han tenido el resultado esperado, deben aprovechar esta ocasión para reorientarlas hacia el pueblo somalí y desarrollar estrategias más coherentes para garantizar que la ayuda y la protección llegan a quienes las necesitan. También es el momento de abordar las causas profundas del largo conflicto y la vulnerabilidad crónica que sufre el país.
Han transcurrido más de seis meses desde que la ONU declarara el estado de hambruna en Somalia, yel país sigue sumido en la peor crisis humanitaria de las últimas décadas. Más de 325.000 niños padecen desnutrición aguda, y se calcula que el 31 por ciento de la población se encuentra en una situación crítica. La notable ampliación de la respuesta internacional en julio, sumada a los esfuerzos conjuntos de las comunidades y la sociedad civil de Somalia, salvó muchas vidas. Sin embargo, el acceso a la población necesitada de ayuda se ha deteriorado debido a la expulsión de varias organizaciones humanitarias y a la intensificación de las operaciones militares con respaldo internacional. Los efectos de la sequía están remitiendo, pero las perspectivas de los más de 2,3 millones de somalíes que todavía necesitan ayuda humanitaria son poco alentadoras.
La principal responsabilidad de esta situación reside ante todo en Somalia, ya que las facciones enfrentadas en la guerra están acusadas de obstaculizar y desviar los flujos de ayuda. No obstante, la comunidad internacional también debe asumir su parte de culpa. Unas políticas centradas más en cuestiones de seguridad internacional que en las necesidades, los intereses y los deseos del pueblo somalí han alimentado involuntariamente tanto el conflicto como la crisis humanitaria.
Recomendaciones clave:
El éxito de la conferencia de Londres debe medirse en función de la respuesta de la comunidad internacional a tres aspectos fundamentales, que juntos determinarán si el trabajo de la comunidad internacional realmente defiende los intereses del pueblo somalí:
- Tanto los actores presentes en la región como los del mundo islámico y occidental deben hacer valer su influencia sobre las partes interesadas para garantizar un acceso más amplio a la ayuda humanitaria, cumpliendo siempre los principios humanitarios. Esto debe ir unido a una ampliación de los programas desarrollados por los donantes y por las organizaciones humanitarias, tanto los de ayuda humanitaria como los de largo plazo orientados a fortalecer la resiliencia;
- La conferencia debe tomar medidas para garantizar que las estrategias políticas y de seguridad no debilitan la ayuda humanitaria; y
- Se debe otorgar prioridad a soluciones sostenibles y no militarizadas al conflicto y a la crisis humanitaria; en este sentido, es especialmente necesario garantizar la participación de una amplia base de la población somalí en el proceso de desarrollo de dichas soluciones.