Mientras el mundo entero trata de ponerse a salvo de la pandemia, los pueblos indígenas de América Latina agonizan y algunos podrían llegar a desaparecer. El abandono estatal y la ausencia de servicios adecuados de salud integral y agua segura los hace extremadamente vulnerables al virus que se extiende a toda velocidad por el continente.
Para evitar que se produzca un etnocidio, los gobiernos de la región deben respetar y apoyar los cordones sanitarios y otras medidas adoptadas por los pueblos indígenas para protegerse a sí mismos, impedir toda actividad extractiva o que implique un riesgo de contagio en sus territorios y alrededores, así como atender urgentemente y de manera coordinada sus necesidades de salud, alimentarias y de protección.
Pero la salida de la crisis exige además terminar con la explotación, la discriminación y las desigualdades históricas en la provisión de bienes públicos, , así como garantizar el respeto a los derechos territoriales colectivos y superar un modelo extractivista que destruye la salud de los pueblos indígenas y del planeta.