Análisis inicial de los acuerdos de Copenhague
Copenhague era la oportunidad única de sacar al mundo de una trayectoria hacia el desastre climático y conducirlo hacia un futuro seguro para todos los que vivimos en este pequeño planeta. Una movilización pública masiva en todo el mundo así lo pedía. Pero los líderes de las principales potencias negociaron en función de
sus intereses nacionales, en lugar de proteger nuestro destino común.
En las horas finales de las negociaciones, los líderes mundiales redactaron el Acuerdo de Copenhague. Un acuerdo que captó los titulares, pero que carece de lo que se necesita para salvar vidas. Después de tantas reuniones, lo que se tiene es poco más que un acuerdo para seguir reuniéndose, y que sólo indica vagamente el
camino a seguir.
En un momento en que la urgencia del cambio climático está clarísima, el punto muerto entre los países más poderosos ha dejado al mundo abocado a un calentamiento global de 4ºC – una perspectiva catastrófica, muy especialmente para las personas más pobres del mundo. Las negociaciones deben encauzarse de nuevo. Todos los países tienen que volver a sentarse a la mesa y cumplir con lo que la ciencia – y la gente en todo el mundo – les está pidiendo: un acuerdo justo, ambicioso y vinculante en 2010.