El compromiso del Gobierno de Guatemala con las familias de Polochic violentamente desalojadas en 2011 avanza muy lentamente. Gracias a su lucha y al apoyo de organizaciones y ciudadanos de todo el mundo, 134 familias recibieron tierras en junio de 2018. Esta cifra supone que 355 familias de las 769 originalmente expulsadas (que cuentan con medidas cautelares por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos) pueden volver a plantar, cosechar y alimentar a sus familias. Sin embargo, 414 continúan esperando en situación de total abandono.
En el séptimo aniversario de los desalojos, han pasado 3 gobiernos y hasta ahora no se han cumplido todos los compromisos ni garantizado los derechos para la mayoría de las niñas y niños, mujeres y hombres a los que les fueron arrebatadas sus tierras. Además, en Guatemala defensoras y defensores de los Derechos Humanos siguen siendo asesinados, criminalizados y judicializados por defender la madre tierra, por lo que hay mucho por continuar reivindicando.
Las mujeres: protagonistas de la lucha y la resistencia
Dominga Botzoc, de 41 años, huyó con su hijo de un año cuando ocurrieron los desalojos de 2011. Como madre soltera, esta ha sido una lucha muy difícil pero su determinación y compromiso la convirtieron en una de las negociadoras. “Soy consciente del sufrimiento de todas, porque fue un sufrimiento colectivo, por eso tomé el valor de participar en las acciones y en algunas reuniones que tuvimos con las instituciones agrarias” dice.
Se siente muy orgullosa de ser una mujer que ha luchado por sus derechos: “Tenemos un compromiso de cuidar todo lo que hay en este lugar, trabajar duro para que nuestros hijos puedan heredarlo”. Dominga dice que todavía tienen varias demandas como la vivienda, la escuela, un centro de salud y que el gobierno asuma su compromiso de mantener el camino que atraviesa la montaña donde vive ahora junto a su hijo de 8 años.