Las multinacionales reunidas en la Cumbre Empresarial Mundial sobre Cambio Climático pueden contribuir significativamente a un acuerdo justo y seguro en las negociaciones de la ONU sobre Cambio Climático.Oxfam Internacional considera que el sector privado está preparado para impulsar a los gobiernos dubitativos a que muestren mayor ambición y liderazgo en las negociaciones de la ONU sobre Cambio Climático. Así lo afirma Jeremy Hobbs, director ejecutivo de Oxfam Internacional, quien se dirigirá a los más de 800 líderes empresariales reunidos en la Cumbre Empresarial Mundial sobre Cambio Climático (Copenhague, 24-26 de mayo).Hobbs sostiene que “es el momento de que las grandes empresas se dirijan como una única voz internacional a los líderes políticos. Anticipamos –por primera vez- que las empresas pedirán que se establezcan objetivos de reducción de emisiones tanto a largo como a medio plazo, y que se ponga dinero sobre la mesa para ayudar a los países en vías de desarrollo a adaptarse al cambio climático y a trabajar para un futuro con menos emisiones de carbono.” Hobbs insiste en que “son cuestiones de vida o muerte. Podríamos presenciar en este encuentro cómo el sector privado ejerce su poder por el bien del clima. El resultado podría ser determinante para millones de personas pobres en todo el mundo que ya están sufriendo, los primeros y de manera más severa, los impactos del cambio climático.”Jeremy Hobbs cree que “es crucial que el “Llamamiento de Copenhague” -que se hará publico al finalizar la reunión- contenga detalles específicos sobre estas cuestiones claves, y que no quede descarrilado por empresas que continúan resistiéndose a un futuro necesario de bajas emisiones de carbono. En este momento, el sector privado es un cajón de sastre. Hay compañías que tienen un liderazgo, una visión y unas acciones sobre cambio climático de primera línea, mientras que otras sólo buscan excusas y lagunas jurídicas.”Por su parte, Ariane Arpa, directora general de Intermón Oxfam, piensa que “las compañías tienen un gran interés en afrontar el cambio climático porque tienen que asegurar sus propios mercados y suministro. Y deben pedir un acuerdo justo y seguro para que en el futuro la economía mundial sea estable y sostenible. No sólo está en juego el futuro del mundo empresarial, sino el futuro del desarrollo humano.”Oxfam considera que el “Llamamiento de Copenhague” debe especificar la reducción de emisiones de al menos el 80% en el 2050 respecto a los niveles de 1990 y reconocer que las emisiones deben llegar a su máximo nivel en el 2015 para luego caer al menos un 40% por debajo de los niveles de 1990 en los países desarrollados hacia el 2020. El texto también debe exigir que los países ricos destinen como mínimo 150 mil millones de dólares al año para la mitigación y la adaptación en los países en vías de desarrollo, “que es la cantidad que tan sólo los EEUU destinaron para rescatar la compañía AIG. Estas son las cifras que marcarán una diferencia. Cualquier cosa por debajo será una oportunidad de oro perdida”, concluye Hobbs.Oxfam estará también atenta a las “señales de alarma”, tales como regímenes de propiedad intelectual rígidos y acuerdos sectoriales voluntarios para establecer las metas de reducción, que podrían aparecer en las sesiones durante la reunión. Según Hobbs, “la letra pequeña en este tipo de temas podría minar la seguridad y la justicia de un acuerdo global”.Oxfam advierte que los derechos de propiedad intelectual pueden suponer una barrera a la adopción de tecnologías menos contaminantes en los países en desarrollo. Por otro lado recomienda que, en lugar de acuerdos sectoriales de tipo voluntario, se establezcan metas obligatorias de reducción de emisiones para las industrias. Y exhorta a la reforma del Mecanismo de Desarrollo Limpio para asegurar una mayor efectividad en la reducción global de emisiones.
Notas para editores
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