Los niños zimbabuenses y sus familias se han visto en la tesitura de tener que elegir entre estar sanos o ir a la escuela, ya que el cólera supone otro obstáculo más para la vuelta al colegio programada para hoy, según informó la agencia internacional Oxfam.Los colegios permanecieron cerrados durante mucho tiempo en 2008 debido a las protestas de los profesores que denunciaban que sus míseros sueldos, pagados en dólares zimbabuenses, no cubrían ni los gastos de transporte para desplazarse al trabajo. Ahora que comienza el año escolar de nuevo, Oxfam Internacional advierte de que la vuelta a las aulas puede conducir a un nuevo brote de cólera.Casi 3.000 personas han muerto hasta la fecha en la peor epidemia de cólera vivida en Zimbabue, y otras 50.000 sufren esta enfermedad. Se teme que la cifra pueda superar los 60.000 infectados en las próximas semanas. Muchas de las escuelas están casi en ruinas y no tienen ni agua corriente ni lavabos, ambos esenciales para evitar que se conviertan en focos de cultivo de la enfermedad.Peter Mutoredzanwa, director regional de Oxfam en Zimbabue, explicó que “es una verdadera tragedia que tanto los niños como sus familias se tengan que enfrentar a esta difícil elección: arriesgar sus vidas o poner en entredicho su futuro. La educación es otra de las muchas víctimas de la crisis política y humanitaria que vive el país.La educación es una vía para escapar de la pobreza, pero este camino parece cerrarse. Tanto los contribuyentes con ayuda como el gobierno tienen que aunar esfuerzos para buscar la forma de sacar adelante el sector de la educación y reconstruir las escuelas. No se puede permitir que la crisis dinamite el futuro de los niños”.Incluso si no hubiera este problema de cólera, la educación en Zimbabue está pasando por uno de sus peores momentos. Informes oficiales publicados por sindicatos de profesores apuntan que éstos no volverán a dar clases hasta que se resuelva la situación con sus sueldos. Actualmente perciben el equivalente a 2$ por mes, es decir, lo justo para pagar unas hogazas de pan. De la misma forma, hay muchas familias que no pueden permitirse enviar a sus niños a la escuela. Incluso se ven obligadas a vender su ganado y pertenencias para poder comprar alimentos.Mutoredzanwa añadió que “las familias se ven confrontadas a un dilema sin solución: no tienen comida en la mesa y dado el riesgo de cólera, no es de extrañar que los niños se queden en casa y no vayan a la escuela pero, al mismo tiempo, la crisis actual puede tener repercusiones en los años venideros. Nos arriesgamos a que toda una generación tenga que ‘recuperar’ un vacío educacional. Necesitamos acciones urgentes del gobierno y los contribuyentes para salvar el futuro de nuestros niños”.Oxfam está respondiendo a este brote de cólera proporcionando agua potable, jabón y desinfectantes a 620.000 personas. Además está dotando de lavabos las escuelas de Gutu, en la provincia de Masvingo. Es urgente llevar a cabo la reconstrucción de los sistemas de saneamiento y agua potable para frenar el avance de esta epidemia. “El estado ruinoso de los sistemas de saneamiento de las escuelas se proyecta en el plano comunitario y es un foco que alimenta la epidemia. En muchas comunidades, los niños juegan al lado de alcantarillas y no hay agua corriente. Se necesita una aportación financiera para poder reconstruir las infraestructuras y con ello ralentizar la propagación de la enfermedad y evitar futuros brotes”.
No se puede permitir que la crisis dinamite el futuro de los niños zimbabuenses
Peter Mutoredzanwa
director regional de Oxfam en Zimbabue