"Nweti" significa "luna" en changana, un dialecto bantú que se habla en las provincias meridionales de Gaza, Inhambane y Maputo, en Mozambique. Simboliza una luz en la oscuridad de la noche; un rayo de esperanza que puede ayudar a las personas a salir de la oscuridad.
Nweti también es el nombre de una reconocida organización que trabaja para combatir la violencia de género y doméstica y defender los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Esta organización, que comenzó en 2003 como un programa regional del Soul City Institute y se convirtió en una organización del ámbito nacional en 2007, trabaja con las comunidades más vulnerables de todo Mozambique. Para las mujeres que, como Virginia, sufren violencia doméstica, el nombre de la organización no podría ser más acertado.
Virginia Manuel Machuene, de 34 años y madre de cinco hijos, se casó cuando aún iba a la escuela porque se quedó embarazada y, según nos cuenta, "a las niñas no se les permite ir a la escuela cuando están embarazadas". Comenzó a sufrir abusos físicos y psicológicos desde el primer momento en que se fue a vivir con su marido.
Lo ha abandonado en varias ocasiones, pero sus padres siempre le han obligado a volver con él y soportar la situación.
Finalmente, Virginia decidió denunciar los abusos ante uno de los líderes de su comunidad en Massaca, y le pusieron en contacto con Nweti. Allí le enseñaron a gestionar situaciones que pueden derivar en conflictos.
"Ya no me enfrento a mi marido cuando hace algo mal. No fuerzo la situación. No dejo que llegue a más. Nos sentamos y hablamos con tranquilidad".
Maria Jose Arthur, coordinadora de Comunicaciones de la organización de defensa de los derechos de las mujeres Women and Law in Southern Africa (WLSA Mozambique), en su oficina en Maputo (Mozambique). Fotografía: Brett Eloff/Oxfam
"Las activistas nos han enseñado a denunciar los casos de violencia ante los líderes de nuestras comunidades. Nos han enseñado que las mujeres no debemos guardar silencio cuando sufrimos violencia".
La violencia ha disminuido y las cosas han empezado a cambiar en los hogares. Ahora, Victoria ha tomado las riendas de su vida. Asesora a otras mujeres y hombres, enseña a gestionar la ira, a evitar llegar a situaciones violenctas y aún asiste a sesiones de diálogo comunitarias.
"Las personas están cambiando, pero no sé decir por qué... Quizás sea por la Iglesia, por los activistas que trabajan aquí con nosotros, o quizás porque la legislación está cambiando, o por los panfletos que ahora las personas pueden leer y que les ayudan a cambiar... Ahora no son tantas las mujeres que sufren este tipo de violencia".
El trabajo de Oxfam
Oxfam colabora desde finales de los noventa con organizaciones locales de Mozambique que trabajan para cambiar las leyes y fomentar que tanto el Estado como la sociedad respeten mejor los derechos de las mujeres a la propiedad y a vivir libres de violencia sexual y doméstica.