Tanto la pandemia del COVID-19 como la crisis climática tienen un impacto desmesurado en las personas que viven en la pobreza, y ambas están exacerbando la desigualdad. En un momento en que buscamos nuevas formas de luchar contra estas amenazas, nuestra publicación nueva ofrece una reflexión sobre los enfoques feministas en todo el mundo. ¿Qué podemos aprender del liderazgo liderado por la juventud? ¿Cómo podemos valorar e integrar la sabiduría de los pueblos indígenas? ¿Por qué la interseccionalidad es crucial para responder a una crisis? ¿Cómo podemos construir sociedades más solidarias y sostenibles?
Clima, covid y valores: Trayectorias feministas es una recopilación de trayectorias, historias e ideas de cinco activistas feministas que trabajan en la intersección entre la justicia de género y la justicia climática.
“El covid ha confirmado que el cambio climático es un multiplicador de las amenazas. Solo porque todo el mundo está confinado, no significa que el cambio climático o el patriarcado también lo estén. Cuando el ciclón Harold azotó las islas de Vanuatu, Fiji y Tonga en marzo de 2020, se llevó por delante pueblos y ciudades. ¿Cómo puedes distanciarte física o socialmente cuando no tienes casa y los centros de evacuación están abarrotados?
“Como siempre, las mujeres fueron las que peor parte se llevaron en esta situación de doble crisis. Estaban confinadas con sus abusadores. El acceso a los contraceptivos era limitado. Su carga de los cuidados era mayor que nunca. En el Pacífico, las mujeres son las cuidadoras principales, viven con la familia extensa y su carga de los cuidados es extremadamente elevada.
“Las soluciones tienen que ser de dos niveles: inmediatas y dirigidas a subsanar el corto plazo, pero también sostenibles y con vistas al largo plazo. No puede existir una sin la otra, tenemos que encontrar la manera de hacer que ambas funcionen de una manera que sea inclusiva socialmente y en cuanto al género, cambiar las estructuras de poder opresivas y restrictivas para incorporar las necesidades de las comunidades. Siempre ha sido una cuestión de justicia.”
“La pandemia del covid ha puesto de relieve muchas de las peticiones que los grupos que exigen justicia para las personas con discapacidad hacía tiempo que exigían, como el trabajo a distancia. Ha sacado a la luz las peticiones que las personas cuidadoras llevan tiempo reclamando, como el aumento de los salarios, porque su trabajo es esencial. A falta de respuestas del Gobierno, la gente ha acudido en ayuda de los y las demás. En este aspecto tenemos mucho que aprender de los y las líderes indígenas, pero también de las comunidades negras, trans y queer, porque son las que, desde siempre, han cuidado de las comunidades. Hemos visto cómo han aflorado muchos de sus enfoques y metodologías.
“Tenemos que deshacernos de las instituciones y corporaciones que son una amenaza para la vida: las que están aniquilando el planeta, matando a las personas. Necesitamos ver el decrecimiento de las economías del Norte, las que permiten las condiciones que ponen en peligro nuestras vidas. Tenemos que descolonizar los corazones y las mentes. No se trata de un pastel limitado que tengamos que repartir de cierta manera, tenemos que alejarnos de esta mentalidad de escasez. Debemos reinvertir en aquellas comunidades, instituciones y organizaciones que fomenten una vida digna. Y finalmente, necesitamos la redistribución de la riqueza y los recursos de una manera fundamentalmente diferente.”
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