Desde 2014, un gran número de documentos evidencian cómo las poderosas corporaciones y los más ricos continúan aprovechándose de un sistema que no solo les beneficia, sino que les permite eludir el pago de los impuestos que les corresponden. Y son las personas más pobres quienes acaban pagando las consecuencias.
En nuestro mundo la riqueza no escasea. A lo largo de los últimos 30 años, el tamaño de la economía mundial se ha quintuplicado, alcanzando los casi 78 billones de dólares en 2017.
Aun así, la brecha entre ricos y pobres continúa agrandándose: las fortunas de las personas más adineradas aumentan enormemente mientras que la escasa riqueza que poseen las personas más pobres disminuye. Desde 2015, el 1% de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante.
Esta crisis de desigualdad extrema se está agravando como resultado de unos niveles sin precedentes de evasión y elusión fiscal. Mientras millones de personas en todo el mundo viven sumidas en la pobreza, las empresas y las personas más ricas se aprovechan de la opacidad de los paraísos fiscales para seguir eludiendo el pago de los impuestos que les corresponden, privando a los países más pobres de fondos necesarios para proporcionar servicios sociales básicos.
Ingeniería fiscal para evadir impuestos
Desde 2014, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) ha filtrado un gran número de documentos (entre ellos, los conocidos como papeles de Panamá y los Paradise Papers) que evidencian cómo la evasión y elusión de impuestos se ha convertido en una práctica normalizada entre las grandes empresas de todo el mundo.
Gracias a un sistema fiscal complejo y poco regulado, empresas multinacionales y personas ricas ocultan sus grandes fortunas y beneficios en paraísos fiscales con el objetivo de reducir su carga fiscal y aumentar su riqueza.
Los paraísos fiscales son la clave de este injusto sistema pues permiten que los ingresos y la riqueza salgan de los países de origen, libres de impuestos y en secreto, y los ocultan lejos de las autoridades tributarias y reguladoras.
Las grandes corporaciones y los más ricos quienes más se benefician
Los más favorecidos son los más ricos: las personas adineradas y las grandes multinacionales que se aprovechan de su posición e influencia para lucrarse y usan las estructuras económicas a su favor.
Las personas y empresas más ricas, quienes más impuestos deberían pagar, maximizan sus beneficios pagando el mínimo de impuestos posible, ya sea mediante paraísos fiscales o consiguiendo que los países les ofrezcan exenciones fiscales o tipos impositivos más bajos.
Aunque muchas prácticas fiscales son ilegales, muchas multinacionales y personas ricas se aprovechan de los vacíos legales de un sistema fiscal internacional obsoleto para no pagar los impuestos que les corresponden sin quebrantar ninguna ley.
- Nueve de cada diez empresas de las 200 más importantes del mundo tienen presencia en al menos un paraíso fiscal. Entre los años 2001 y 2014, la inversión empresarial en estos lugares se cuadriplicó.
- En 2015, las 50 mayores empresas estadounidenses ocultaron 1,6 billones de dólares en paraísos fiscales mientras los 20 principales bancos europeos registraron más de un 25% de sus beneficios (25.000 euros aproximadamente) también en paraísos fiscales.
- Tal y como han evidenciado los papeles de Panamá y los Paradise Papers, personas ricas de todo el mundo (entre ellas, importantes políticos y famosos) utilizan paraísos fiscales para evadir o eludir el pago de impuestos por sus grandes fortunas.
Barrio de chabolas de Tondo, en Manila, Filipinas, 2014. Cada año, los países pobres pierden 170.000 millones de dólares a causa de la fuga de dinero a paraísos fiscales.
Las personas más pobres las más perjudicadas
Cuando ricos o multinacionales acumulan sus fortunas en paraísos fiscales, evitan pagar los impuestos que les corresponden en los países en los que operan y obtienen ingresos. Esto, a su vez, priva a los Gobiernos de fondos vitales para invertir en servicios públicos e infraestructuras como colegios, hospitales y carreteras, y para combatir la desigualdad y la pobreza.
Como resultado, los Gobiernos tienen que recortar estos servicios o compensar la escasez de recursos mediante la subida de impuestos al resto de la ciudadanía. Ambas opciones perjudican sobre todo a las personas más pobres y hacen que aumente la brecha de la desigualdad. Este sistema internacional de elusión y evasión de impuestos está socavando el estado de bienestar incluso en los países ricos.
Pero el impacto es aún más devastador en los países más pobres:
- La evasión y elusión fiscal por parte de las grandes multinacionales priva a los países pobres de al menos 100.000 millones de dólares cada año en ingresos fiscales, dinero suficiente para escolarizar a 124 millones de niños y niñas y evitar la muerte de cerca de ocho millones de madres, bebés, niños y niñas cada año.
- Se estima que el uso de paraísos fiscales por parte de los más ricos supone pérdidas por valor de 14.000 millones de dólares anuales en ingresos fiscales para los países africanos, fondos suficientes para financiar servicios sanitarios que podrían salvar la vida de cuatro millones de niños y niñas y, además, contratar a los profesores y profesoras necesarios para escolarizar a todos los niños y niñas del continente.
Únete a la lucha contra los paraísos fiscales
Cuando se trata de pagar impuestos, hay una regla para las grandes empresas y otra para la gente corriente. Y mientras los más poderosos sigan pagando pocos o ningún impuestos, los ciudadanos de a pie se verán obligados a asumir los gastos públicos.
Para combatir la desigualdad extrema, debemos presionar a los líderes mundiales para que acaben con la era de los paraísos fiscales y la opacidad que permite a las empresas y personas más ricas eludir el pago de los impuestos que le corresponden.
Aunque deben ser los Gobiernos quienes lideren el camino, todos y todas debemos sumarnos a la lucha contra la desigualdad.