Las previsiones de retroceso económico y social en América Latina y el Caribe son alarmantes. La COVID-19 golpea con fuerza la región marcada que tendrá que afrontar una contracción del 9,4%, una de las más severas en todo el planeta. La desigualdad, la informalidad y la insuficiente dotación sanitaria lastran las posibilidades de hacer frente a la pandemia. Pero son los más vulnerables quienes asumen el costo, hasta 52 millones de personas que podrían caer en la pobreza y 40 millones podrían perder sus empleos, un retroceso de 15 años para la región.
Pero la COVID-19 no afecta a todos por igual, una élite se mantiene inmune al contagio de la crisis económica. Desde el principio de los confinamientos, hay 8 nuevos milmillonarios en América Latina y el Caribe, personas con un patrimonio superior a los mil millones de dólares. Las personas más ricas han aumentado su fortuna en US$ 48 200 millones desde marzo 2020, lo que equivale a un tercio del total de los paquetes de estímulo de todos los países de la región.
Para hacer frente a esta crisis tan profunda, Oxfam propone una serie de reformas que recaigan sobre quienes más tienen y menos han sufrido la pandemia. Entre otros un impuesto sobre el patrimonio neto de las personas más ricas con el que se podría recaudar al menos US$ 14 260 millones, 50 veces más de lo que ahora se estaría recaudando sobre esta élite de grandes fortunas.