El trabajo de cuidados y la crisis global de desigualdad
La desigualdad económica está fuera de control. En 2019, los 2153 milmillonarios que hay en el mundo poseían más riqueza que 4600 millones de personas. Esta enorme brecha es consecuencia de un sistema económico fallido y sexista que valora más la riqueza de una élite privilegiada, en su mayoría hombres, que los miles de millones de horas del esencial trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado que llevan a cabo fundamentalmente mujeres y niñas en todo el mundo.
Cuidar de los demás, cocinar, limpiar y recoger agua y leña son tareas diarias esenciales para el bienestar de la sociedad, las comunidades y la economía. La pesada y desigual responsabilidad del trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres, perpetúa tanto las desigualdades económicas como la desigualdad de género.
Esto tiene que cambiar. Los Gobiernos de todo el mundo deben tomar medidas urgentes para construir una economía más humana y feminista que valore lo que realmente importa para la sociedad, en vez de alimentar una carrera sin fin por el beneficio económico y la acumulación de riqueza.
Invertir en sistemas nacionales de atención y cuidados que permitan abordar la desproporcionada responsabilidad del trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres y las niñas, introducir un modelo fiscal progresivo en el que también se grave la riqueza y legislar para proteger a las personas que se ocupan del trabajo de cuidados, son medidas iniciales tanto posibles como cruciales.