Los avances en materia de desarrollo conseguidos en Afganistán en la última década corren el riesgo de irse por la borda si los niveles de ayuda se desmoronan junto con la retirada de las tropas internacionales en 2014, advirtió hoy Oxfam.
Anticipándose a una importante conferencia de donantes que se celebrará esta semana en Tokio, Oxfam está haciendo una llamada a los gobiernos representados en la cumbre para que mantengan sus niveles de ayuda al país y se aseguren de que esa ayuda llegue a los hombres, las mujeres y los niños afganos que más la necesitan.
La agencia advierte de que las decisiones sobre niveles de ayuda y gasto se van a tomar en un momento crucial para Afganistán, cuando los EE.UU., el mayor donante al país, ha reducido ya de forma drástica a casi la mitad su ayuda al desarrollo en 2011, desde los 4100 millones de dólares hasta 2500 millones.
La retirada de las fuerzas de combate internacionales que culminará a finales de 2014 dañará probablemente aún más la ya débil economía afgana, al estar un 97 por ciento del producto interior bruto del país relacionado con la presencia de la comunidad internacional. El Banco Mundial ha estimado que la ayuda a Afganistán podría haberse reducido en hasta un 90 por ciento para 2025.
Oxfam llama a los donantes a seguir el ejemplo de países como el Reino Unido, Alemania y Australia, que se han comprometido a mantener o incluso aumentar sus niveles de ayuda en los años venideros, si no quieren ver cómo los avances conseguidos se estancan o incluso se invierten.
Afganistán ha recibido casi 60.000 millones de dólares en ayuda desde 2001. A lo largo de ese período de tiempo, la esperanza de vida del país ha aumentado espectacularmente desde los 47 hasta los 62 años para varones y desde los 50 hasta los 64 para mujeres, siendo posible ahora acceder a una asistencia sanitaria básica en más del 80 por ciento de los distritos. Ha habido igualmente avances significativos en materia de educación, superando ahora los 2,7 millones el número de niñas escolarizadas en comparación con sólo unos pocos miles durante el régimen talibán.
No obstante, Afganistán sigue siendo uno de los países más pobres del mundo. Demasiada ayuda ha sido gastada de manera poco juiciosa y demasiado a menudo asociada a objetivos militares o proyectos diseñados para ganar voluntades y simpatías de manera rápida en lugar de sostener objetivos de desarrollo a más largo plazo.
“Cualquier recorte significativo en nuestro apoyo podría tener consecuencias dramáticas para la población afgana, y no podemos permitir que eso ocurra. Si bien en los últimos 11 años el progreso del país ha sido significativo, millones de afganos carecen aún de condiciones adecuadas en materia de asistencia sanitaria, escuelas, empleos o seguridad ciudadana. Hace mucho que debiéramos habernos planteado seriamente el modo en que la ayuda se está gastando en Afganistán. Los donantes deben esforzarse más en atender las necesidades de mujeres y niñas, implicar a las comunidades locales en los proyectos de desarrollo, aumentar los esfuerzos anticorrupción, y asegurarse de que los proyectos se diseñan para ser inteligentes, justos y sostenibles”, declaró la responsable de Incidencia Política en Afganistán de Oxfam Louise Hancock.
La agencia ha acogido favorablemente los recientes movimientos de los donantes y el gobierno afgano por mejorar la transparencia y rendición de cuentas de la entrega de la ayuda, pero destaca que es vital que los grupos afganos jueguen un papel tanto en la monitorización de esos procesos como en la exigencia de responsabilidades a su propio gobierno.
Oxfam advierte de que, si bien muchas mujeres y niñas afganas han visto cambios positivos en sus vidas, dichos avances siguen siendo frágiles. Las mujeres y las niñas siguen sin tener el acceso necesario a la justicia o incluso a servicios básicos: en Afganistán aún muere una mujer cada dos horas por causas relacionadas con los embarazos.
Hancock añadió también: “La ayuda debe funcionar mucho mejor para las mujeres y las niñas en la próxima década. Las mujeres tienen un papel importante que jugar en cuanto a impulsar el desarrollo en Afganistán y ayudar a crear un país estable y próspero para todos los afganos. Los donantes deben asegurarse de que las mujeres formen parte de la toma de decisiones que atañen al futuro de su país, desde los proyectos llevados a cabo en sus comunidades hasta los procesos políticos al más alto nivel”.
“Afganistán se encuentra en una encrucijada, y en Tokio habrá que tomar decisiones cruciales. No es el momento de echarse atrás. Es hora de aprender de nuestros errores y desarrollar los proyectos de ayuda que la gente afgana necesita: proyectos que consigan beneficios duraderos. Si no lo hacemos, podríamos ver cómo se pierde todo lo que ha costado tanto conseguir.”
Más información
La respuesta humanitaria de Oxfam ante la crisis de Afganistán
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Christina Corbett, Oficial de medios de Oxfam
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