Según Oxfam, Mozambique tiene dos caras. La macroeconomía, como tal, funciona bien, pero paradójicamente, esto no se traduce lo suficiente en una reducción de la pobreza ni un mayor desarrollo humano. Y esto se ve agravado por la aparición regular de desastres.
Cada año, más de 500.000 personas se ven afectadas por inundaciones, ciclones y sequías. Mozambique se ha identificado recientemente como el segundo país del mundo con más impactos previstos del cambio climático. También se prevé que las epidemias de cólera aumentarán.
La gran mayoría de la población depende de la agricultura a pequeña escala. La superficie dedicada a la producción agrícola se está expandiendo y la producción se está diversificando pero las cosechas no aumentan; Mozambique sigue siendo un importador neto de alimentos.
Las reservas de gas y petróleo sin explotar del país están atrayendo el interés de inversores extranjeros y la minería de titanio es una fuente creciente de ingresos. Sin embargo, la mayoría de la población trabaja la tierra y la infraestructura de todo el país sigue siendo víctima de la negligencia colonial, la guerra y la falta de inversión.
De este modo, mientras que parte de la población está haciendo un buen negocio, principalmente en el comercio y las industrias extractivas, más de 10 millones de mozambiqueños viven en la pobreza absoluta y la seguridad alimentaria está en peligro. Esto afecta a las mujeres y a los grupos vulnerables de manera desproporcionada.
Oxfam en Mozambique
Oxfam ha participado activamente en Mozambique desde 1978. Nuestro trabajo ha evolucionado desde la ayuda humanitaria directa durante la guerra de los años 80 hasta la promoción del desarrollo sostenible y el apoyo a las organizaciones de la sociedad civil. Actualmente, ponemos mayor énfasis en el activismo y la presión política.
Nuestros objetivos en Mozambique son:
- Mejorar y mantener los medios de vida.
- Prevenir y reducir el impacto de desastres y mejorar la capacidad de las personas para hacerles frente.
- Capacitar a las personas para que puedan participar abiertamente como ciudadanos social y políticamente activos, expresando eficazmente sus necesidades, defendiendo sus intereses y obligando al gobierno a que se responsabilice de la prestación de servicios públicos (y librarse de la marginación).
- Apoyar a las mujeres y a los hombres comprometidos en desarrollar unas relaciones de género más igualitarias
