La pandemia de COVID-19 ha sacudido un mundo que no estaba preparado para hacerle frente, debido principalmente a la falta de políticas nacionales para combatir la desigualdad.
De los países analizados en la elaboración del Índice de Compromiso con la Reducción de la Desigualdad (CRI) 2020, tan solo uno de cada seis realizaba una inversión suficiente en salud; tan solo una tercera parte de la mano de obra de todo el mundo está cubierta por sistemas de protección social adecuados y, en más de cien países, al menos uno de cada tres trabajadores y trabajadoras carece de mecanismos de protección como la licencia remunerada por enfermedad.
Todo ello ha empujado a millones de personas a la muerte y a la pobreza extrema, mientras la desigualdad sigue aumentando drásticamente. Algunos Gobiernos, como el de Corea del Sur, han mostrado el camino a seguir, adoptando medidas dirigidas tanto a la recuperación tras la pandemia como a la lucha contra la desigualdad.
En esta tercera edición del Índice CRI, se recomienda a todos los Gobiernos que adopten políticas firmes para combatir la desigualdad en ámbitos como los servicios públicos, la fiscalidad y los derechos laborales, con el objetivo de reducir la brecha entre ricos y pobres.
Asimismo, la comunidad internacional debe apoyar a los Gobiernos a través de medidas como los derechos especiales de giro (DEG), el alivio de la deuda o la aplicación de impuestos de solidaridad a nivel global.