Dadas la rápida expansión y frecuencia de las crisis y las respuestas inadecuadas de la clase política y demás actores, es necesario replantear las estrategias de implementación con el fin de responder a estos desastres recurrentes.
Cuando faltan apenas menos de dos meses para la cosecha, las inundaciones y las fuertes lluvias en Níger han destruido muchos cultivos, complicando de ese modo la crisis alimentaria que abate al país.
Níger es el país más castigado por la crisis alimentaria de África Occidental, pero allí el Programa Mundial de Alimentos se ha visto forzado a abandonar sus planes de suministrar ayuda alimentaria de emergencia a familias con hijos mayores de dos años por causa de un gran déficit de fondos.
La falta de fondos y las demoras en el envío de alimentos amenazan las vidas de cientos de miles de personas en África Occidental. No hay excusa para ello – durante meses se había advertido a la comunidad internacional de la magnitud de la crisis que se venía gestando.
Diez de las principales agencias humanitarias han hecho un llamamiento para aumentar considerablemente los esfuerzos de ayuda humanitaria destinados a 10 millones de personas que se enfrentan a una hambruna severa en la región de Sahel en África occidental y central.
Diez millones de personas en la región del Sahel se ven amenazadas por una crisis alimentaria aguda. Oxfam pide a los países desarrollados que respondan lo más rápidamente posible ante los primeros signos de un desastre inminente.
Más de 23 millones de personas (el equivalente a casi una tercera parte de la población italiana, francesa o británica) se están viendo empujadas al hambre severa y la indigencia en toda el África Oriental.
Los dirigentes internacionales que se reúnen en el Foro Económico de Davos esta semana deberían tener muy presente cómo la crisis económica puede convertirse en un catalizador de nuevos modelos de economía y una nueva forma de hacer negocios
Es necesario actuar con urgencia para evitar que otros cientos de millones de personas se conviertan en víctimas del hambre fruto de los volátiles precios de los alimentos y de la incipiente falta de energía y agua